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Mostrando las entradas de octubre, 2009

Conflicto Estatal Chileno y las Legítimas reclamaciones por Tierras ancestrales

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En Chile, existen grupos económicos que tienen a su haber hasta un millón de hectáreas (Grupos Forestales como: Arauco - Angelini 1.000.000 de hectáreas; CMPC - Matte: 700.000 hectáreas). Se estima que la población del Pueblo Mapuche en Chile superaría el millón de personas con auto reconocimiento, cuya superficie territorial no estaría ni en la mitad de extensiones como esas. El proceso de invasión del Estado chileno al territorio Mapuche es a partir de 1881, proceso que impone una política de colonialismo, asimilación y negación de Derechos, usurpando el 95 % del territorio. En la actualidad, un 70 % de la población Mapuche vive en las ciudades, debido al desplazamiento forzado por la reducción y el empobrecimiento en las zonas rurales, ante el grave daño al tejido social, cultural y económico causado.En las Tierras ancestrales se han extendido enormes latifundios, con un grave daño a las tierras y la naturaleza ante la sobreexplotación de industrias agrotóxicas y Forestales, con la

¿Son las violaciones de derechos humanos un tema del pasado?

¿Son los derechos humanos un tema de la memoria social? Tanto en el pasado reciente como en el presente estos problemas se han constituido en temas políticos cuyos aspectos más visibles y conflictivos han sido los antagonismos ideológicos y políticos subyacentes. Esos antagonismos se experimentan y dan cuenta, casi siempre, no sólo de las visiones opuestas sobre las utopías sociales y el bien común, como se dijo, sino también de la significación social y personal de la política, significación que se proyecta, a su vez, como elemento de identificación y pertenencia, con intensidades emocionales concordantes con esos significados. Las emociones y las pasiones han sido registradas en diversos momentos como un poderoso componente de la polarización de los conflictos políticos, en los que parece estar en juego algo más valioso que la propia vida, constituyéndose en su dimensión más irreductible. Las emociones dan cuenta del significado vivo del conflicto y de sus efectos en los individuos y

NI DERECHOS NI HUMANOS

Por Eduardo Galeano Si la maquinaria militar no mata, se oxida. El presidente del planeta anda paseando el dedo por los mapas, a ver sobre qué país caerán las próximas bombas. Ha sido un éxito la guerra de Afganistán, que castigó a los castigados y mató a los muertos; y ya se necesitan enemigos nuevos. Pero nada tienen de nuevo las banderas: la voluntad de Dios, la amenaza terrorista y los derechos humanos. Tengo la impresión de que George W. Bush no es exactamente el tipo de traductor que Dios elegiría, si tuviera algo que decirnos; y el peligro terrorista resulta cada vez menos convincente como coartada del terrorismo militar. ¿Y los derechos humanos? ¿Seguirán siendo pretextos útiles para quienes los hacen puré? Hace más de medio siglo que las Naciones Unidas aprobaron la Declaración Universal de los Derechos Humanos, y no hay documento internacional más citado y elogiado. No es por criticar, pero a esta altura me parece evidente que a la Declaración le falta mucho más que lo que ti